Siempre he opinado y escrito que en la distribución geográfica de las variedades de olivo cultivadas, está escrita la historia del hombre y sus devenires como sociedad. De tal forma, un buen día consultamos a los expertos en genética que nos desentrañe los apellidos de unos escasos olivos que no conocemos en nuestra finca, y mira por donde salta la liebre por sorpresa: nuestros viejos olivos dispersos como minoritarios resultan ser una variedad mayoritaria a 500 kms de donde nos encontramos.
Y esto es lo que ha pasado ahora con la minoritaria dispersa Nevadillo de Madridejos, de Montes de Toledo, y la mayoritaria local Redondilla de Logroño, la variedad más importante de la olivicultura de La Rioja.
Llevaba yo un tiempo queriendo localizar in situ árboles de este olivo Nevadillo, hasta que un profesional de la agricultura y empresario de Madridejos con el que colaboramos en la empresa, a raíz de una conversación de olivos no invitó a ver sus Nevadillos. Y ahí estaban, lozanos entre los olivos cornicabra, dispersos aquí y allá, y en mi opinión injustamente arrinconados a ser minoritarios, dado su buen aspecto agronómico que presentaban. Una duda me quedaba, ese olivo tenía un aspecto familiar, como que no era la primera vez que lo veía. Le dije a mi compañero: mira, a que se parece a la Redondilla de Logroño... casi un poco en broma, dadas las distancias donde se cultiva esta otra. Esto fue en Octubre de 2014.
Pasaron pocos meses después, Febrero de 2015 , cuando mis amigos de Olivarama me consultaban, en referencia a la Finca La Pontezuela con la que hablaron, que cómo era posible que un análisis genético que hicieron en esta finca-almazara renombrada de los Navalmorales, en Montes de Toledo sobre unos olivos dispersos le respondieran de laboratorio que coincidía la muestra con la variedad riojana Redondilla de Logroño. Mi respuesta fué : Eureka !!!
Hablé posteriormente con el responsable de La Pontezuela, quien me ofreció detalles sobre este asunto, especialmente del azar que le llevó a ello. Relata David Pérez director de esta empresa, que todo comenzó cuando el análisis sensorial de los aceites de Cornicabra verdes les aparecieron notas maduras impensables por la fecha de recolección de los frutos. Así que sólo podría estar sucediendo algo, que unas aceitunas maduras se habrían colado de manera intrusa en esa elaboración, de otra variedad que las hubiera madurado antes. Fue así como rastreando entre sus plantaciones pudieron encontrar algunos ejemplares de olivos diferentes, viejos también como las cornicabras, y que localmente los llaman Redondillas. El análisis posterior dio luz a este misterio convertido en anécdota. Y es ahí donde nos topamos que esas redondillas, que los libros las citan en Los Navalmorales como Nevadillos de Madridjejos, resultan ser ni más ni menos que los mismos olivos que en La Rioja, a 500 kms al Noreste de esta comarca, allí llamados con orgullo Redondilla de Logroño, y apelados como variedad autóctona no presente en ninguna otra zona olivarera española.
Historieta curiosa de una variedad que ya no tiene por seguro ser autóctona de La Rioja, como tampoco tiene ya por seguro que en Toledo fuera minoritaria exclusiva. Entonces , ¿ Oriunda de Toledo o de Rioja ? Yo pienso que para no discutir, seguro que de ninguno de los dos sitios, simplemente en ambos se estableció procedente en origen de quien sabe qué región de España o seguramente de algún enclave Mediterráneo en tiempos árabes, romanos o fenicios...
Sea como sea, una página más en el bello libro de la historia (no sé si reciente o milenaria) del hombre en relación a la agricultura y el paisaje.
